La masacre de Sídney: el antisemitismo que la izquierda ha vuelto a encender

Ataque antisemita en Sídney: 15 judíos asesinados durante Janucá. La izquierda europea alimenta un odio que vuelve a explotar. Sánchez, en primera línea.

Celebraban Janucá, fiesta que nació para recordar tragedias, sin imaginar que iban a ser acribillados a tiros por yihadistas en cuestión segundos.

Y los medios, como bien saben hacer, falseando la noticia: “tiroteo”, “disparos masivos”, “incidente en Bondi Beach”.

No. Téngase cojones de llamarlo por su nombre; matanza dirigida contra la comunidad judía en plena celebración de su fe.

¿Sorpresa? Ninguna. Los gobiernos izquierdistas llevan tiempo reviviendo el viejo veneno. Han convertido a Israel en el villano universal y a los terroristas en almas cándidas. Y Sánchez, abanderado de la corrupción, ha sido el portavoz perfecto, demonizando a los judíos y santificando a Hamas; quien ha valorado su encomiable aprecio.

Solo hizo falta una campaña mundial que redujo una guerra a un eslogan facilón: “Israel mata a niños”. Mostrando imágenes sacadas de contexto, flujo de lágrimas televisivas y manipulación emocional en alta definición, para que legiones de ignorantes, indignados de temporada, tomaran las calles envueltos en keffiyehs gritando una solidaridad que les duró lo que dura un trending topic.

Cuando la tele dejó de Mentir, ellos dejaron de Sentir.

Netanyahu ha sido claro con los gobernantes de Australia, país que —al igual que España— sigue vendiendo el cuento de “dos estados” mientras tolera que Hamas siga respirando. Un bulo que solo sirve para que los terroristas sigan matando judíos a placer.

Y ahí está la prueba: la peor masacre de judíos en Australia se ha diluido en dos días, como azúcar en café. Ni titulares, ni análisis, ni duelo.

Occidente pasa página rápido cuando los muertos son judíos.

Pero nada de esto es nuevo.

El antisemitismo —o Judeofobia, llamémoslo por su nombre—no nació en Gaza ni en TikTok: nació en los púlpitos de la Iglesia católica, creció con sus sermones, y se instaló en el corazón de Europa como una infección moral jamás tratada.

Despertó con Hitler. Ahora vuelve bajo la piel de un Occidente decadente que se cree moderno, pero sigue arrastrando el mismo odio viejo que lo delata.

Post de @domingoterroba

Por Domingo Terroba