La sociedad del vacío.
El vacío existencial es el mal del mundo “moderno”. No llega con preguntas filosóficas, sino disfrazado de rutina. Cuando apagas el móvil, desconectas del cableado y el silencio te abofetea. Entonces te preguntas: “¿Esto es todo?”.
Una sociedad saturada de opciones y hérfana de sentido.
Psiquiatras y sociólogos llevan años describiendo el fenómeno, pero la realidad es cruda: Tenemos de todo… y aun así algo dentro se nos está muriendo de hambre.vivimos saturados de estímulos, pero huérfanos de sentido. Zygmunt Bauman lo resumió sin flores: nos hemos convertido en identidades “de usar y tirar”, tan líquidas que a veces ni nos reconocemos en el espejo.
Y sí, tenemos de todo: contenido infinito, opciones infinitas, distracciones infinitas… pero el 40% de jóvenes confiesa sentir un vacío persistente que ni la comodidad, ni la tecnología, ni las promesas de felicidad fácil logran tapar. Una especie de resaca emocional en una sociedad que compra de manera compulsiva y traga con el Black Friday.
Nunca hubo tanta libertad... ni tanta soledad.
Nunca hubo tanta libertad para elegir. Nunca hubo tantas conexiones, ni tanta soledad disfrazada de emojis. Nunca hubo tanto ruido… ni tanta sensación de estar viviendo en automático, sin protagonista al volante.
El vacío existencial no es un drama metafísico: es la queja de la mente a falta algo auténtico. La advertencia de que tenemos la vida llena de cosas, pero no de significado.
Cuando una sociedad se siente hueca, no es casualidad: es el síntoma de que algo esencial se nos ha podrido.”
Artículo de @domingoterroba